Casos de Emprendedores de éxito

El Ganso. Sus fundadores nos cuentan cómo han reflotado la empresa.

Tras un periodo crítico provocado por un crecimiento desmesurado, El Ganso vuelve a retomar el vuelo de la rentabilidad liderado de nuevo y en exclusiva por los hermanos fundadores. Clemente y Álvaro Cebrián nos cuentan las claves de este renacer de la marca textil.

Que no es todo maravilloso en el emprendimiento es un hecho del que no se habla tan a menudo como se debería. Emprender es una aventura fascinante, pero tiene sus claroscuros, y no sólo en los inicios sino a lo largo de toda la trayectoria del proyecto. Y de eso es de lo que va este artículo: de cómo actuar cuando el crecimiento no es tan de color de rosa como cabría esperar. Los fundadores de El Ganso saben bien de lo que hablamos. Tras casi una década de crecimiento continuado, en el último lustro han atravesado diferentes turbulencias que les han obligado a cuestionarse muchos planteamientos. El primero y más imperioso, la necesidad de ralentizar un incremento vertiginoso que amenazaba con llevarse por delante gran parte del trabajo realizado estos 15 años desde su fundación en 2004. El segundo y más oneroso, volver a invertir todo lo obtenido y mucho más en empezar desde cero tras recomprar su parte al fondo L. Catterton que había adquirido el 49% del accionariado de la firma textil en el año 2015.

Casi cinco años, pues, de vaivenes emocionales y económicos que parecen haber llegado afortunadamente a su fin. Desde mediados de 2018, tras hacerse de nuevo con el 100% de la compañía, los hermanos Cebrián han emprendido una lenta pero consolidada recuperación que les ha llevado de nuevo a cifras atractivas con 65 millones de facturación, casi 148 puntos de venta (España, Francia, Portugal, Chile, México y Kuwait) y 630 trabajadores (cifras anteriores a la crisis del COVID-19). Así las cosas, les hemos elegido como exponentes de ese resurgir de las propias cenizas para que nos den las claves de cómo afrontar y superar una crisis empresarial. No olvidar la esencia de tu negocio, reinventarte continuamente, tener la humildad para volver a empezar y no dejar nunca de ser valientes son algunas de las claves. Dejemos que nos lo expliquen ellos.

EMPRENDEDORES. Gran parte de la crisis de El Ganso se asocia con la entrada del fondo de inversión L. Catterton en el accionariado. ¿Qué importancia tiene la elección de un buen socio inversor en la estabilidad de una compañía?

Álvaro Cebrián. El fondo es muy válido y lo está demostrando con otras empresas, pero no era el momento ni el sitio adecuado. A nosotros nos afectó que la persona con la que habíamos llevado toda la negociación y que había apostado por nosotros fuera enviada a EEUU al poco de la compra y nuestro interlocutor en Madrid fuera alguien que no creía en la operación. Además, nosotros no estábamos preparados a nivel de estructura.
Clemente Cebrián. Efectivamente, no es culpa tanto del socio inversor, como del momento. En nuestro caso, dimos entrada a un socio inversor cuando ni nosotros ni la empresa estábamos preparados. Hubo un momento en que, como las ventas eran tan buenas y crecíamos tanto, pensamos que con el fondo íbamos a ir todavía más rápido y no lo reflexionamos mucho. Pero, como me alertó una persona de la empresa, nosotros seguíamos funcionando con mentalidad startupera en la que los fundadores hacíamos de todo y la estructura no estaba armada para suplirnos en caso de tener que ocuparnos de otra cosa. Ahí hay un mensaje muy claro: debes saber si tienes el equipo adecuado para una nueva aventura, porque quizás es el ideal para seguir como estás, pero no para cambiar de velocidad. Y en nuestro caso hubo un desajuste. Ahora bien, todo lo dicho no es incompatible con que en un futuro tengamos un socio. Creo que hemos aprendido mucho de quién queremos que esté con nosotros. No se trata de no tener nunca más un socio, sino el socio adecuado en el momento adecuado.

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